martes, 23 de septiembre de 2008

Un personaje atípico

Estuve buscando en el baúl de mis recuerdos aquel personaje de micro regalón, ese que cuando lo escuchas no se olvida; lo que es harto decir porque por lo general deambulamos por la ciudad sin prestar mayor atención a lo que pasa a nuestro alrededor.

A este personaje, del cual no sé su nombre, lo vi por primera vez en la primavera del año pasado. Ese día recuerdo haberme sentido agotada porque había tomado la 506 desde Maipú donde vive mi tía y el viaje hasta Ñuñoa es un poco largo.

Pasaba por el parque O’Higgins cuando él se subió a la micro con una vestimenta tan extravagante como se la puedan imaginar, como del siglo XVIII, tipo la película “Shakespeare Enamorado”. Su cara estaba pintada de blanco con las expresiones resaltadas y en su mano llevaba una máscara como las del teatro antiguo, por un lado alegre y por el revés triste.

A pesar de lo llamativo de su atuendo, lo que me cautivo fue su discurso. Al principio lo mire de reojo; debo confesar que pensé que era sólo un imitador de Shakespeare porque sus primeras palabras fueron “ser o no ser, he allí el dilema”.

Siguiendo con su actuación, el actor de las micros y no de las tablas –como dejó claro al terminar su oratoria-, hizo alusión al ciclo de la vida diciendo que “los hijos son como flechas y los padres los arqueros que los lanzan para que emprendan su propio camino”.

Aquella frase me hizo sentido, pero la que más me hizo reflexionar fue aquella sobre el vivir el presente. Recuerdo que mencionó que cada día vale por sí mismo, que los años vuelan y la vida es corta, y que por ello debíamos disfrutar cada instante.

Al final de su corto discurso, que duró hasta llegar a la altura del metro Irrarrázabal, señaló que había actuado en los teatros, pero que se aburrió de ello porque pensaba que este arte debía llegar a quienes más lo necesitaban: los ciudadanos comunes y corrientes.

Aunque oí sus mismas palabras en otras ocasiones en las que me subí al recorrido, ese día lo que dijo me hizo pensar sobre la vida y en como quisiera vivirla. Sabemos que no tenemos la vida comprada, pero a veces se nos olvida y dejamos de disfrutarla. Él, un actor de la micro, además de hacer más ameno mi viaje, me recordó que hay que tratar de ser feliz sin complicarse tanto por los problemas.

lunes, 22 de septiembre de 2008

De "Sapo" a Inspector

Un personaje que creo vale la pena rescatar del olvido es el "sapo" de las micros. Con el transantiago yo pensaba que habían desaparecido pero estaba equivocada. Así como las micros amarillas enchuladas se pintaron de transantiaginas, los "sapos" salieron nuevamente a la calle bajo el nombre de inspectores.

Encargados de administrar la frecuencia de las micros, principal queja de los usuarios desde que se implementó en nuevo sistema de trasportes en la capital, era común oir a los "sapos" gritar al chofer "dele más despasito, la otra está a 20", para que fuera más lento, o "metale chala amigo" para hacer carrera.

Patricio Carvajal (en la foto) es un "sapo moderno", uno de los inspectores del transantigo, encargado de los recorridos 506 y 507. Si bien no grita como el "sapo" de antaño y prefiere subirse a conversar con el chofer mientras los pasajeros abordan el bus, su mirada está pendiente de la siguiente micro y de que no se le vayan detalles en su plantilla.


Este año empezó a trabajar como inspector y hasta ahora le ha gustado. "El trabajo es sencillo, no te molesta nadie y ayudas a mejorar el sistema de transportes y así también la calidad de vida de las personas", comenta.

¿Podrán estos nuevos actores del sistema de transportes mejorar al transantiago?, es la pregunta que muchos de los usuarios se hacen. Frente a ello yo pienso que los inspectores-sapos son un elemento fundamental, que incluso pueden trabajar mejor que los GPS.

En la comuna de Recoleta, de hecho, implementaron un novedoso sistema de GPS humano que permite a los inspectores agilizar su trabajo. La clásica libreta y el lapíz fueron reemplazados por una Palm o minicomputador portatil, que les permite informar instantaneamente a la central operativa acondicionada en dependencias del municipio (fuente La Cuarta) . ¡Esos si que son "sapos enchulados"!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Violeta Parra: Icono del Canto Popular


Siguiendo con la línea de los cantores populares, no podía dejar atrás a la precursora del canto popular en Chile, una de los grandes chilenos de nuestra historia, doña Violeta Parra. Ella, como muchos de los cantores populares de hoy, partió cantando en las micros, que en su época se llamaban góndolas.

La Violeta, como la llaman sus colegas contemporáneos, nació en San Carlos, en la Región de Chillán, al sur de Chile. Su padre murió cuando ella era muy niña, por lo que su hermano, el famoso poeta Nicanor Parra, la trajo a Santiago a vivir con él y probar suerte.

La historia cuenta que Nicanor Parra le preguntó a Violeta cómo iban a ganarse la vida y ella le contestó que con la música. Así fue como terminó junto a su hermana Hilda y a su guitarra cantando en las góndolas de la capital, bares, quintas de recreo y pequeñas salas de barrio.


Si bien cantar para ella fue al principio un método de sobrevivencia, el arte en sus venas y la pasión por el canto, que fue su vida, la llevaron a ser una de las cantoras populares más conocidas de nuestra época. Como no recordar el “Gracias a la vida”, “Volver a los 17” o “Casamiento de negros”, canciones presentes en la memoria chilena y parte de nuestra cultura.


Hoy a 91 años de su natalicio quisiera que la recordasen no sólo como el icono musical que es, sino como el icono de esos personajes de las micros que muchas veces pasan desapercibidos, que pocos los recordamos, pero que para mí son sin duda un aporte a la cultura popular chilena.

Si quieres saber más sobre la vida de esta gran artista visita los siguientes links:

Fundación Violeta Parra
http://www.violetaparra.scd.cl/biografa.htm

Violeta Parra Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Violeta_Parra

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Cantores populares al rescate de la cultura


Los que acostumbran a andar en micro en más de una ocasión escucharon a alguno de estos cantores populares, mejor conocidos como cantores de micros, que con sus instrumentos se suben a entregar un poco de su arte a cambio de unas monedas.

Estos personajes típicos de la idiosincrasia chilena han logrado sobrevivir en el tiempo, incluso al transantiago, y hoy con sus tarjetas que los acreditan como artistas se pasean entre un recorrido y otro sin rumbo fijo, hacia donde –como dicen ellos- “este más rápida la cosa”.

En uno de esos tantos viajes en micro, y justo cuando comenzaba septiembre, me llamó la atención un duo de cantores populares, que con su guitarra y una armónica se subieron a cantar canciones de Violeta Parra. Su música despertó mi inquietud por conocer más acerca de estos personajes urbanos de las micros y decidí acercarme.

Sandra Gonzáles y Exequiel Novoa son los nombres de los integrantes del duo “Luz y Vida”, que además de compartir el oficio comparten la vida. Este matrimonio lleva 20 años cantando en las micros y les va muy bien. Su convicción y pasión por lo que hacen son sorprendentes y el canto literalmente es su vida. De lunes a sábado, durante cuatro horas más o menos recorren Santiago en busca de un nuevo escenario y sus auditores, que traducen en una nueva micro y sus pasajeros.

La recepción de la gente es buena, el show es alegre y algunos pasajeros también participan con las palmas. “A la gente le gusta lo que hacemos porque está cansada de la basura que muestran en la tele. Lo que nosotros hacemos es rescatar nuestra idiosincrasia y la cultura chilena que cada vez está más pisoteada, y eso te lo agradecen”, comenta Sandra.

La labor que cumplen los cantores populares es una tradición que nació en 1930, gracias a quien ellos llaman “la madre de los cantores populares”: Violeta Parra. Ella partió cantando en las góndolas para ganarse la vida y llegó a ser un icono de la cultura popular chilena.

Luego de luchar para poder quedarse en el nuevo sistema de trasporte, los cantores populares lograron también ser reconocidos por el gobierno como patrimonio cultural vivo, ya que según Exequiel ellos son un aporte a la sociedad, que enseña y entretiene a quien los escucha.

Para mí no hay duda de que son un aporte que intenta rescatar nuestra cultura popular, resaltando aquello que nos hace chilenos y que solemos recordar sólo para las fiestas patrias. Ellos con su trabajo nos remueven ese espíritu en otras épocas del año, aunque sea por unos minutos. Te invito a escucharlos...